Catedrático de Derecho
Procesal de la Universidad de Montevideo.
Estudia.-El Derecho se transforma
constantemente. Si no sigues sus pasos serás cada día un poco menos Abogado.
Piensa.-El Derecho se aprende estudiando, pero
se ejerce pensando.
Trabaja.- La Abogacía es una ardua fatiga
puesta al servicio de la Justicia.
Lucha.- Tu deber es luchar por el Derecho,
pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con la Justicia, lucha por
la Justicia.
Sé leal.- Leal con tu cliente, al que no
puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el
adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el Juez, que
ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices y que, en cuanto al
Derecho, alguna que otra vez debe confiar en el que tú le indicas.
Tolera.- Tolera la verdad ajena en la misma
medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
Ten paciencia.- El tiempo se venga de las cosas que
se hacen sin su colaboración.
Ten fe.- Ten fe en el Derecho, como el mejor
instrumento para la convivencia humana; en la Justicia, como destino normal del
Derecho; en la Paz como sustitutivo bondadoso de la Justicia; y sobre todo ten
fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
Olvida.- La Abogacía es una lucha de
pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de rencor llegaría un día
en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto
tu victoria como tu derrota.
Ama tu profesión.- Trata de considerar la Abogacía de
tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres
un honor para ti proponerle que se Abogado.